-Hay una barrera entre lo percibido,lo sentido, y lo que realmente ocurre. Pero para derribaresa barrera, la atención es la mayor y mejor de nuestrasaliadas. Pararnos, interrumpir el continuo discurso mental,aprender a mirar, a ver, a sentir, a escuchar, a oler, asaborear, a abrazar, a amar... —dijo el ermitaño y continuó,sonriendo—: a lijar, a pulir, a pintar conscientemente,cuidadosamente. De esa forma, los espacios ocupadospor el inconsciente, bastante más caprichoso que la consciencia,dejan paso a un continuo estado de alerta relajadaque nos da una mayor profundidad y perspectiva delo que vivimos.
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