lunes, 31 de enero de 2011

De mi libro "El ermitaño que veía películas de Hollywood".

Una persona equilibrada y feliz no es la que no se enfrenta a dificultades y problemas, no es quien no sufre y no cae, sino la que comprende el porqué de sus dificultades y problemas, aprende de los avatares de la vida, se levanta de nuevo y sigue su camino, transformándose a sí mismo gracias a lo que le sucede.